Durero se pinta a sí mismo en esta obra maestra de manera elegante para hacer ostentación de su situación social y apartarse de la condición de artesano que hasta entonces se asociaba con los pintores.
De medio cuerpo, Durero se autorretrata con una pose refinada y con tonos claros y un amplio escote consiguiendo así un aire renacentista. La elección de unas ropas aristocráticas y la mirada severa dirigida al espectador, con altiva serenidad, indican la voluntad del pintor de ennoblecer su profesión.
Destaca la riqueza de detalles y el brillante colorido, de entonación dorada, todo ello apoyado en un dibujo de impecable precisión.
La satisfacción de su propia capacidad artística se comprueba en la inscripción del alfeizar de la ventana, escrita en alemán: “1498, lo pinté según mi figura. Tenía yo veintiséis años Albrecht Dürer”.
Fue adquirido para Felipe IV en la almoneda de Carlos I de Inglaterra.
Características de la obra
Origen
Colección Real
Dimensiones
52 cm x 41 cm
Técnica
Óleo
Materia
Tabla