Símbolo por excelencia de sus obsesiones sexuales, esta pintura ha sido comentada incluso por el propio autor, en su obra literaria “La vida secreta de Salvador Dalí”.
En este lienzo, las fantasías dalinianas alcanzan su apogeo, especialmente por lo que respecta al motivo del saltamontes que succiona el cuerpo de la gran figura metamorfoseada, ya que este insecto aterrorizaba al pintor desde su infancia.
Según el crítico especializado Rafael Santos Torroella, es un cuadro autobiográfico: la gran cabeza del masturbador es una de las personificaciones del propio artista, que aparece protagonizando varias escenas simultáneas, como reflejo de la transformación anímica y erótica que experimentó con la aparición de Gala en su vida. Dalí pintó la obra a finales del verano de 1929, tras pasar varios días con Gala, quien había decidido permanecer con él en Cadaqués, a pesar de que su esposo, el poeta Paul Éluard, había regresado a París sin ella.
Características de la obra
Objeto
Cuadro
Dimensiones
110 x 150 cm
Técnica
Óleo sobre lienzo