En esta representación El Greco muestra la humanidad del Santo. El correcto estudio anatómico, lo cuidado de la composición y el dibujo datan la obra en la primera etapa toledana.
San Pedro, con los ojos bañados en lágrimas a causa de su sentido de culpa tras negar a Cristo durante la Pasión, se vuelve hacia lo alto suplicando el perdón divino. Se conservan otras versiones del mismo asunto consideradas por los especialistas de factura más torpe en la Catedral de Toledo y en el Hospital de Tavera.
El asunto de las lágrimas de San Pedro será utilizado por teólogos y moralistas de la Contrarreforma como elemento de acercamiento al fiel, aproximando las debilidades del santo al hombre mortal mediante la falta cometida. Es una pieza destinada a oratorios privados, a clientes particulares dentro del marco del “cuadro de devoción” potenciando el acercamiento emocional entre el fiel y la imagen.
Características de la obra
Objeto
Cuadro