En el Casco Viejo se concentran los monumentos más antiguos de Bilbao. Esta zona, además, es uno de los principales centros de ocio, compras y gastronomía de la ciudad.
Al casco histórico también se le conoce como las “Siete Calles”, porque originariamente lo formaban las calles Somera, Artekale, Tendería, Carnicería Vieja, Belostikale, Barrenkale y Barrenkale Barrena. Con el tiempo se fue ampliando a las plazas y calles contiguas. Es una zona con un encanto especial, en la que abundan los soportales, los balcones acristalados, los escudos y los antiguos palacios. La Catedral de Santiago, la Basílica de Begoña, el Convento de la Encarnación, donde se sitúa el Museo de Arte Sacro, o las iglesias de San Antón, de los Santos Juanes y de San Nicolás son algunos de los monumentos más destacados. Además, merece la pena conocer, entre otros sitios, el Teatro Arriaga, la Plaza Nueva, el Mercado de la Ribera, la Biblioteca de Bidebarrieta, el edificio de la antigua Bolsa o el Museo Arqueológico Vasco. Los puentes también son un elemento arquitectónico emblemático: el de San Antón, el de la Ribera o el de la Merced son algunos ejemplos.