El artista romántico vivió en la etapa histórica que enlazó la sociedad absolutista del siglo XVIII con la que nacía de las sucesivas revoluciones burguesas que se extendían por Europa en la primera mitad del siglo XIX. En ese camino entre ambas épocas, la individualidad, la personalidad y los sentimientos van a convertirse en el centro de la creación y de la vida personal de los autores románticos, y eso supone el primer paso hacia la completa modernidad. Fue fundamental la influencia del movimiento alemán del Sturm und Drang, que en la segunda mitad del siglo XVIII impulsó la idea de la subjetividad intelectual y sentimental del artista —no sólo en literatura, sino también en música y en las artes visuales— como respuesta a la Ilustración y el neoclasicismo, que consideraban excesivamente racionalista y academicista.