El arte asturiano fue uno de los estilos propios de la etapa prerrománica, y se extendió por toda la cornisa cantábrica. Aportó a la tradición visigoda -como el empleo del arco de herradura- nuevos elementos, importados probablemente de Oriente o de la Lombardía italiana, que ayudaron a enriquecerlo y a convertirlo en un precedente del futuro arte románico. Los reyes asturianos impulsaron la construcción de iglesias y palacios con bóvedas, muros y soportes complejos, así como con una decoración escultórica monumental y una pintura mural de notable riqueza. La valiosa orfebrería que produjeron resulta asimismo muy apreciable.