No se trata de un estilo, artístico o literario, en sentido estricto, sino más bien de una reacción que, en el campo estético, se traduce en la defensa a ultranza de la creación artística libre. Desde Cataluña, y al amparo del maestro Gaudí, un grupo de creadores revolucionará la arquitectura tal como se había conocido hasta entonces. En los interiores, la delicadeza del art déco y el art nouveau se adueñará de las artes decorativas. Y desde la lejana Nicaragua, la obra de Rubén Darío renovará profundamente el panorama de la poesía y la literatura del momento, prefigurando el cercano movimiento de las vanguardias.