Durante la Baja Edad Media, entre los siglos XII y XV, se produce una lenta pero firme transformación de la sociedad europea. La riqueza que aporta el comercio hace surgir una incipiente burguesía mercantil, que erigirá a la ciudad en el centro de la vida social y política de su tiempo. Por otra parte, la mejora en las técnicas de construcción permitirá superar la modestia del arco de medio punto del románico por la estilización del arco apuntado u ojival gótico. Ambos elementos confluirán para dotar a la Europa y la España de aquellos siglos de unos edificios, iglesias y catedrales cada vez más elevados y complejos. En pintura y escultura, es la búsqueda de la naturalidad, de la representación cada vez más real de las figuras, la peculiaridad más relevante del nuevo arte gótico.