Giralda
Torre del Oro
Reales Alcázares © Turespaña
Plaza de España © Turespaña
Feria de Abril © Turespaña
Enclavada a orillas del río Guadalquivir, Sevilla es heredera de un rico legado árabe. La capital de Andalucía destila alegría en cada una de las calles de su casco histórico, que alberga un interesante conjunto de construcciones declaradas Patrimonio Mundial por la UNESCO y barrios de hondo sabor popular, como el de Triana o La Macarena.
Museos y centros de arte, parques temáticos, cines, teatros y salas de fiesta son sólo algunas de las posibilidades de ocio que depara Sevilla. Algunas de sus fiestas, declaradas de Interés Turístico Internacional, como la Semana Santa y la Feria de Abril reflejan la devoción y el folclore del pueblo sevillano.
La ciudad de Sevilla ha contemplado el paso de diversas civilizaciones. Los tartesios fundaron Hispalis, junto a la cual, en el año 207 a. C., los romanos levantaron el destacado enclave de Itálica. La presencia de los musulmanes, desde el año 711 al 1248, dejaría en esta ciudad huellas imborrables. El fin del califato cordobés (s. XI) propició el apogeo del Reino Taifa de Sevilla. La ciudad vivió su época de máximo esplendor a raíz del Descubrimiento de América, ya que una intensa actividad comercial dio origen a un trazado urbano repleto de palacetes, casas nobles, iglesias y conventos.
En la actualidad, el conjunto monumental formado por la Catedral (con su antiguo alminar, la Giralda, y su Patio de los Naranjos), los Reales Alcázares (con su decoración mudéjar) y el Archivo de Indias (ejemplo del arte renacentista español), todo ello declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO, es el emblema de la ciudad.
Otra importante construcción renacentista es la Casa de Pilatos. También podemos acercarnos a la fachada barroca de la Real Fábrica de Tabacos, al Palacio de San Telmo, al Parque de María Luisa y a la Plaza de España.
A orillas del Guadalquivir se sitúan la Torre del Oro (sede del Museo Naval) y la emblemática plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería.
El centro de Sevilla nos conduce a las calles más conocidas, como Sierpes o Campana; y a numerosas iglesias, hospitales y palacios renacentistas y barrocos. Por su parte, en el barrio de La Macarena se dan cita la Alameda de Hércules, el Hospital de las Cinco Llagas, la Basílica de la Macarena y la Iglesia de San Lorenzo.
Otro de los barrios más castizos de la ciudad es el de Triana, al otro lado del río. Su tradición marinera se deja ver en las calles Pureza, Betis o Alfarería y en la plaza del Altozano. La Parroquia de Santa Ana o la Capilla del Cristo de la Expiración se alternan con casas de colores y reminiscencias decimonónicas.
La Isla de la Cartuja se sitúa a este lado del río, donde el legado arquitectónico que dejó la Exposición Universal de 1992 se suma al Conjunto Monumental de la Cartuja y al Centro Andaluz de Arte Contemporáneo.
El recorrido por Sevilla nos llevará a museos como el de Bellas Artes, uno de los más importantes de España en su especialidad. En él, pueden admirarse obras de El Greco, Velázquez, Zurbarán y Valdés Leal, destacando su colección de pinturas de Murillo.
Por su parte, el Museo Catedralicio exhibe valiosas colecciones de orfebrería, cuadros, relicarios, joyas y atavíos religiosos. Para tener una visión completa del pasado romano, nada mejor que acudir al Museo Arqueológico Provincial y a la Casa Museo de la Condesa de Lebrija. Y si se dispone de tiempo, puede visitarse el cercano Conjunto Arqueológico de Itálica.
Tampoco hay que olvidar el Museo de Artes y Costumbres Populares y otros centros y galerías de arte, como el Museo Taurino, la Fundación Focus o la Sala de Exposiciones del Monasterio de San Clemente.
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