La capital de la provincia con mayor número de espacios protegidos de España se encuentra en un paraje rodeado de olivares. Su origen como centro de caravanas árabes, su importancia como plaza fuerte en la frontera castellano-musulmana durante la Reconquista y su actual dedicación a la producción de aceite de oliva, la convierten en un lugar de imprescindible visita. Su casco histórico ha sido declarado Bien de Interés Cultural.
La zona más antigua de Jaén se encuentra dominada por la fortaleza árabe que se alza sobre el cerro de Santa Catalina. Desde esta altura se disfruta de una de las mejores vistas de la ciudad y del Valle del Guadalquivir. El Castillo de Santa Catalina alberga actualmente el Parador de Turismo, una de las mejores opciones para pernoctar durante nuestra visita.
A sus pies se despliegan los barrios más añejos de esta ciudad andaluza, articulados en torno a las iglesias de la Magdalena, San Juan y San Ildefonso. Pero el eje principal del casco histórico jiennense es la Santa Iglesia Catedral. Una monumental construcción renacentista del siglo XVI, que contrasta con el blanco caserío popular que la circunda. Además de la fachada principal, la sala capitular, la capilla mayor, el coro y la sacristía componen buenas muestras del arte de esta época.
Aceite de Oliva
Las calles adyacentes al templo son las mejores para conocer la gastronomía de la zona. El aceite de oliva de la Denominación de Origen Sierra Mágina acompaña, de una manera u otra, la mesa jiennense. La ensalada pipirrana (con pimientos, tomates y ajo), el gazpacho cachorreño (crema fría elaborada con pan, chorizo, aceite, vinagre y sal) o la alboronía (un guiso de verduras en donde los protagonistas son las habas, cebollas y berenjenas), componen los entrantes. Como segundo plato, se aconsejan el cabrito al ajo, el guiso de bacalao o la empanada rellena de verduras. Para redondear la degustación, sólo nos hace falta probar las tortas dulces rellenas de nueces o los tocinos de cielo (flan elaborado sólo con yema de huevo y azúcar) con higos.
Continuamos nuestro recorrido acercándonos a la arquitectura civil de Jaén. Así, encontramos joyas como el Palacio de San Francisco –hoy, Diputación Provincial- o el de Villadompardo. Fachadas platerescas y patios columnados con escaleras renacentistas son las características comunes a este tipo de construcciones. Unos baños árabes, Monumento Nacional, que conservan techos de ventanas estrelladas, arcos de herradura y delicados capiteles, se alojan en Villadompardo. Al igual que los museos de Arte Naïf, y Artes y Costumbres Populares.
La parte más moderna de la ciudad tiene como puntos clave las plazas de San Francisco, de la Constitución y de Las Batallas. Amplias avenidas nos conducen al Parque de la Victoria y al Museo Provincial, cuyos fondos conservan una de las más importantes colecciones de arte íbero de España. Además, cuenta con piezas romanas y árabes, y obras pictóricas de los últimos tres siglos.
Rutas por la provincia
La importancia cultural y paisajística de Jaén hace que esta provincia nos proponga variados itinerarios. La Ruta del Renacimiento se aproxima a las localidades de Úbeda y Baeza, en la comarca de La Loma. Ambas ciudades están declaradas conjuntos histórico-artísticos por el amplio legado renacentista que ofrecen.
Otro recorrido nos llevará a los parques naturales de Jaén. En Cazorla, Segura y las Villas nace el río Guadalquivir entre roquedos y bosques. Hornos de Segura y Segura de la Sierra poseen interesantes patrimonios monumentales. Por su parte, el Parque Natural Sierra de Andújar extiende su bosque mediterráneo entre localidades como Andújar. Al sur de la provincia se localiza el Parque Natural de Sierra Mágina, donde entre olivares encontramos pueblos como Bedmar, Cambil o Huelma. Y su cuarto parque natural es Despeñaperros, límite natural entre las comunidades autónomas de Castilla-La Mancha y Andalucía.
Al sur de la capital surgen las poblaciones jiennenses que atraviesa la Ruta del Califato. Este camino une las ciudades de Córdoba y Granada y discurre, en esta provincia, por localidades como Alcaudete, Martos o Alcalá la Real. Castillos de origen árabe, templos gótico y mudéjares, y palacios renacentistas son los puntos de interés de este recorrido. Todos ellos, rodeados de sierras y olivares.
Sólo nos resta acercarnos al norte de la provincia, a las poblaciones de Baños de la Encina, Linares o Vilches. Aquí, la arquitectura popular se entremezcla con joyas del arte renacentista y barroco, tan abundante en Andalucía.
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