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Cáceres

  • Casco antiguo de Cáceres © Turespaña

    Casco antiguo de Cáceres © Turespaña

  • Plaza Mayor de Cáceres © Turespaña

    Plaza Mayor de Cáceres © Turespaña

  • Muralla de Cáceres © Turespaña

    Muralla de Cáceres © Turespaña

  • Aljibe. Museo de Cáceres © Turespaña

    Aljibe. Museo de Cáceres © Turespaña

  
Cáceres
Cáceres, Extremadura
Cáceres

Más de una decena de torres presiden el casco antiguo de Cáceres declarado Bien de Interés Cultural, delimitado por murallas de época árabe. Calles empedradas jalonadas de casas-fortaleza medievales y palacios renacentistas componen las estampas más bellas de esta localidad, cuya ciudad vieja está declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO.

Su historia se halla estrechamente vinculada a una de las rutas históricas peninsulares: la Vía de la Plata, calzada romana que unía Sevilla y Astorga, y que fue utilizada por los peregrinos que se dirigían a Santiago de Compostela. Los derivados del cerdo y las recetas de origen pastoril son el fundamento de la rica tradición culinaria de la zona, platos que siempre deberán ir acompañados por los excelentes vinos cacereños.

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La ciudad de Cáceres fue fundada por los romanos en el 34 a. C. con el nombre de Norba Caesarina. No fue, sin embargo, hasta la llegada de los árabes (s. XII) cuando la ciudad experimentaría una época de esplendor. Un siglo después, la ciudad pasaría a manos cristianas tras ser reconquistada por el rey Alfonso IX de León. En el siglo XV, la reina Isabel la Católica puso fin a las continuas luchas de poder entre nobles ordenando el desmoche de las torres de sus casas-fortaleza. Comenzó, a partir de entonces, una época de bonanza económica para la ciudad, favorecida principalmente por su activo papel en el descubrimiento de América. El recinto amurallado de Cáceres, almohade en su mayor parte, conserva todavía abundantes torres defensivas medievales como la de Bujaco, la de Yerba o de la Hierba y la del Horno, construidas en el siglo XII.

La ciudad intramuros

El Arco de la Estrella permite el acceso intramuros. Esta entrada, obra de Manuel de Lara Churriguera, fue construida en el siglo XVIII en sustitución de la anterior Puerta Nueva, de época medieval.

Una vez en el casco medieval, surgen a cada paso palacios y casas solariegas que se distinguen por los escudos de armas familiares. Rodean la Plaza de Santa María varios palacios. Uno de ellos es el de Carvajal, que fue construido entre los siglos XV-XVI, y posteriormente restaurado a mediados del siglo XX. Cobija en su interior un pintoresco patio renacentista en cuyo centro permanece una higuera milenaria. Junto a la casona se ha conservado una torre de planta circular y que fue erigida en el siglo XII por los árabes. El palacio alberga en la actualidad el Área de Turismo de la Diputación de Cáceres.

Completan el entorno de la plaza el Palacio de Mayoralgo (s. XVI), el más grande de la ciudad, con un patio interior de arcos apuntados de ladrillo, y el Palacio Episcopal. Éste último posee dos fachadas, una del siglo XIII con un arco lobulado en su portada, y otra renacentista con dovelas almohadilladas.

El conjunto se halla presidido por la Concatedral de Santa María, edificio gótico del siglo XV. El templo se encuentra formado por tres naves con bóvedas de crucería. Destaca el retablo mayor con sillería, de estilo plateresco. La obra, de Guillén Ferrant y Roque Balduque, está realizada en madera de cedro sin policromar y está compuesta de esculturas y relieves de gran valor. En sus capillas laterales, además de los sepulcros y retablos barrocos, merece la pena contemplar la imagen del Cristo de los Blázquez o Cristo Negro que, según la tradición, morían aquellos que se atrevían a mirarla o a tocarla.

En la vecina plazuela de San Pablo se encuentra la Casa de los Cáceres-Ovando, del siglo XV. Adosado al edificio se alza la Torre de las Cigüeñas, la única que mantuvo intactas sus almenas por concesión de la reina Isabel la Católica.

Pero, sin duda, uno de los más bellos ejemplos de la arquitectura cacereña es el Palacio de los Golfines de Abajo (s. XV), del que sobresale su fachada renacentista de principios del s. XVI, así como la superposición de elementos góticos y mudéjares, y su crestería plateresca del s. XVII. En esta noble edificación llegaron a hospedarse los Reyes Católicos en una de sus visitas a la capital.

En la plaza de San Mateo es posible admirar la Casa de los Paredes Saavedra, de los siglos XV y XVI, la Casa de Lorenzo de Ulloa (s. XV), y la Casa de las Veletas. Edificada a finales del siglo XV sobre el antiguo alcázar almohade, este palacio fue reconstruido a comienzos del siglo XVIII. De su exterior, sobresale su fachada barroca, así como los pináculos (conocidos popularmente como veletas) que coronan la parte superior. En el interior, bajo el patio, conserva en excelente estado un aljibe de la antigua fortaleza hispano-árabe y que podría datar del siglo XII. El edificio es hoy sede del Museo de Cáceres, que exhibe una colección de piezas arqueológicas y objetos etnográficos que permiten conocer la historia de la provincia.

La iglesia de San Mateo (s. XVI), en la plaza del mismo nombre, ocupa el lugar de la antigua mezquita mayor y de ella destaca su fachada gótica.

Fuera de las murallas, una magnífica escalinata conduce hasta la Plaza Mayor, que queda enmarcada por las abundantes torres y el foro de los Balbos. En sus inmediaciones se encuentra el Palacio de Godoy (s. XVI), de factura renacentista y con un bello balcón en esquina. Junto a esta casa noble se alza la iglesia de Santiago, templo en el que fue fundada la orden de los “Fratres de Cáceres”, antecedente de la posterior Orden de Santiago. A su originaria estructura románica se añadieron otros elementos artísticos, de entre los que resalta un retablo de Berruguete.

Saliendo de la ciudad, se erige en la cumbre de la vecina Sierra de la Mosca el Santuario de Nuestra Señora de la Montaña, que alberga en su interior un retablo de estilo barroco. Bajo el templo se puede visitar la cueva en la que comenzaría la veneración a la que sería patrona de la ciudad desde 1668. Para finalizar la visita, el enclave permite obtener una de las mejores panorámicas de esta ciudad monumental y sus alrededores.

Gastronomía y alrededores

La cocina cacereña tiene en el cerdo y sus derivados una de sus principales materias primas. Las recetas de origen pastoril gozan de una gran tradición en toda la provincia: caldereta de cordero o cabrito (guiso), migas (con chorizo, tocino y pan), etc. Otros platos típicos son las sopas canas (a base de leche, pan, aceite, pimentón y ajo) y la “ropavieja” (carne en salsa con huevo y tomate). Cualquiera de estas especialidades puede ser acompañada con los vinos cacereños protegidos bajo la Denominación de Origen Ribera del Guadiana. A la hora del postre, las opciones pasan por los quesos de oveja, cabra y vaca, así como por la excelente repostería de origen monacal, de la que sobresalen los dulces del convento de San Pablo.

El antiguo Palacio del Comendador de Alcuéscar o de los Marqueses de Torreorgaz ha sido acondicionado como Parador de Turismo, convirtiéndose en uno de los mejores establecimientos hoteleros de la capital. Se trata de un edificio notable de la Ciudad Monumental de Cáceres “la vieja”, que fue edificado en el siglo XIV y reformado posteriormente en los siglos XV y XVII.

La provincia de Cáceres nos permite descubrir interesantes rutas. Una de ellas es la de la Vía de la Plata, calzada romana que unía Sevilla y Astorga, y que más tarde fue usada por los peregrinos para llegar a Santiago de Compostela. Siguiendo este camino podemos visitar, además de Cáceres, Plasencia, la segunda ciudad más importante de la provincia. Ésta esconde tras sus murallas un importante patrimonio artístico. El Parador de Plasencia se sitúa en un convento del siglo XV en pleno casco monumental.

También al norte de la provincia se ubica la comarca de La Vera, con Hervás, villa que posee una de las juderías mejor conservadas de España, y Valverde de la Vera, declarado Conjunto Histórico-Artístico. En Jarandilla de la Vera, junto al Monasterio de Yuste, se puede pernoctar en el Parador de Turismo, un castillo-palacio medieval.

Al este de la capital se puede visitar Trujillo, cuna de conquistadores. En esta localidad se encuentra el antiguo convento de Santa Clara (s. XVI), que alberga el Parador de Trujillo. A pocos kilómetros está Guadalupe. Esta localidad, Conjunto Histórico-Artístico, alberga el Monasterio de Guadalupe, edificio gótico-mudéjar declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO. También en Guadalupe existe un Parador de Turismo, en este caso ocupando las antiguas instalaciones del hospital de San Juan Bautista (s. XV). Por último, el Parque Nacional de Monfragüe es uno de los muchos tesoros naturales de Cáceres. Se trata de un espacio con una gran variedad paisajística y que ha sido declarado Zona de Especial Protección para las Aves.

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